jueves, 16 de octubre de 2008

Migraña en la mujer

Existe una estrecha relación entre las hormonas sexuales femeninas y la migraña. La incidencia de la migraña es igual en ambos sexos antes de la pubertad, pero es tres veces más frecuente en las mujeres tras la menarquia. Los cambios en las características de la migraña que presentan las mujeres en distintas fases de su vida, están en íntima relación con las concentraciones en sangre de estrógenos. Esta relación es más estrecha en la migraña sin aura.

Introduccion
Desde la menarquia hasta la menopausia, las mujeres experimentan unos cambios cíclicos secuenciales en los ovarios (ciclo ovárico) y en el útero (ciclo menstrual) que son regulados por el eje hipotálamo-hipofisario. El ciclo menstrual se divide en dos fases, la fase folicular y la fase lútea. La secreción de estrógenos y progesterona varía según el momento del ciclo. Con la menopausia, las concentraciones de estrógenos y de progesterona se mantienen muy bajas y aumentan los niveles de gonadotrofinas. Tanto los estrógenos como la progesterona tienen efectos sobre el sistema nervioso central. Existen receptores de progesterona y estrógenos en el cerebro, tanto en estructuras corticales como subcorticales, que modulan la actividad de diversas sustancias implicadas en la génesis del dolor y que son la serotonina, la noradrenalina, el glutamato, el ácido γ-aminobutírico, la dopamina y las endorfinas. Además, en modelos animales se ha demostrado que los estrógenos y la progesterona tienen efectosdirectos sobre la neurotransmisión en el núcleo caudado del trigémino implicado en la génesis de la migraña.

Migraña y menstruacion

La mayoría de las mujeres migrañosas sufren un aumento de sus crisis durante la menstruación. La migraña menstrual suele aparecer en la segunda década de la vida, con un pico de prevalencia sobre los 40 años. Existe un mayor riesgo de sufrir cefalea en la etapa perimenstrual;este riesgo es especialmente alto los dos primeros días de la menstruación (migraña sin aura y cefalea tensional) y algo menor en los dos días previos a la menstruación (migraña sin aura). Se denomina migraña menstrual verdadera, o migraña menstrual pura, a las crisis de migraña que cumplen criterios de migraña sin aura de la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS). Mucho más frecuente es la migraña asociada con la menstruación. Se define como crisis de migraña sin aura, según los criterios de la IHS, que ocurre entre los dos días previos a la menstruación y los tres primeros días de ésta en al menos dos de cada tres ciclos menstruales, y además existen crisis
en otros momentos del ciclo menstrual.

Es importante distinguir la migraña menstrual de la cefalea premenstrual. La cefalea o migraña aparece entrelos siete y los cuatro días previos a la menstruación, y forma parte del síndrome premenstrual y se asocia a depresión, irritabilidad y tensión mamaria. Mientras que la migraña menstrual suele aparecer con la menstruación, la cefalea del síndrome premenstrual desaparece con la misma. Parece ser que el desencadenante principal de la migraña menstrual es la caída de estrógenos, independientemente de los valores de progesterona. La caída de los valores de estrógenos durante la menstruación no parece ser el único desencadenante de la migraña menstrual. Existe una relación estrecha entre los estrógenos y diversas sustancias en el sistema nervioso central, como la noradrenalina, la serotonina, la dopamina y las endorfinas, que pueden desempeñar un papel en la patogenia de la migraña menstrual. Durante la menstruación también se han detectado valores elevados de prostaglandinas en el endometrio que pasan a la circulación sistémica y pueden causar también cefalea. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que inhiben la síntesis de prostaglandinas, son efectivos para prevenir la migraña menstrual en algunas pacientes. Por otro lado, diversos autores han encontrado valores bajos de magnesio en pacientes con migraña menstrual.

Tratamiento de la migraña menstrual
La aproximación general al tratamiento de la migraña menstrual es similar a la de otros tipos de migraña.

Tratamiento de la fase aguda
se pueden emplear analgésicos, AINE, derivados ergóticos y triptanes. Al igual que en otros tipos de migraña, pueden ser necesario asociar antieméticos (metoclopramida o clorproperacina), o bien recurrir a corticoides y tranquilizantes mayores si los tratamientos previos fracasaron.

Profilaxis con tratamientos no hormonales
Indicada en aquellas pacientes que presentan migrañas frecuentes o en las que no responden al
tratamiento abortivo. La profilaxis de la migraña menstrual se puede administrar de forma perimenstrual o de forma continua durante todo el ciclo de forma análoga a como se realiza en otras formas de migraña. En las pacientes que sufren migraña asociada a la menstruación es preferible una profilaxis continua durante todo el ciclo. La profilaxis perimenstrual (profilaxis cíclica) se inicia unos días antes de cada menstruación y se mantiene durante la misma. Sólo es posible en pacientes con ciclos regulares. Suelen emplearse con este fin AINE, derivados ergóticos y triptanes.

Profilaxis con preparados hormonales
La profilaxis con preparados hormonales es una opción cuando el tratamiento abortivo de las crisis y el tratamiento preventivo no hormonal no son eficaces. Se puede emplear siempre que no haya contraindicaciones para el tratamiento con estrógenos, como son, entre otras, la migraña con aura, la diabetes, la HTA o el tabaquismo. Lo más empleado es la administración exógena de estrógenos. La progesterona sola es ineficaz para la prevención de la migraña menstrual. Otra alternativa mucho menos empleada es la reducción mantenida de estrógenos mediante la administración de tratamientos
supresores como el danazol, el tamoxifeno y análogos de la GnRH (goserelina). Estos tratamientos quedan limitados a pacientes con migrañas invalidantes que no responden a otras opciones terapéuticas.

Migraña y embarazo
Durante el embarazo, entre el 60 y el 70% de las mujeres migrañosas experimentan una mejoría de sus cefaleas, fundamentalmente durante el segundo y el tercer trimestre. Esta mejoría sucede sobre todo en la migraña sin aura y en la migraña menstrual. Cuando la migraña se inicia durante el embarazo, es fundamental el diagnóstico diferencial con otros procesos. La mejoría de las crisis en la mayoría de las mujeres es secundaria al aumento de estrógenos y de progesterona que se produce durante el embarazo. La migraña no aumenta el riesgo de complicaciones. Sin embargo, La administración de fármacos para su tratamiento debe ser limitada. Las crisis leves o moderadas deben tratarse inicialmente con medidas no farmacológicas. En mujeres con ataques de migraña intensos o estado de mal migrañoso, el riesgo de los ataques para el feto es mayor que el asociado a la administración de fármacos. En estos casos están indicados los opioides, los neurolépticos y los corticoides. Como norma general, durante el embarazo deben evitarse los tratamientos profilácticos. En los casos estrictamente necesarios, los betabloqueadores son los fármacos más seguros, y debe suspenderse su administración dos semanas antes del parto.

Migraña y lactancia
La lactancia materna suele asociarse a una mejoría de las crisis. Al igual que en el embarazo, debe evitarse el uso de fármacos. El paso de los fármacos a la leche materna depende de la liposolubilidad de la sustancia y de otros factores farmacocinéticos. La American Academy of Pediatrics ha añadido recientemente el sumatriptán a la lista de fármacos que pueden emplearse durante la lactancia, y de momento están contraindicados los triptanes restantes. Si es preciso el empleo de medicamentos preventivos, los más seguros son el propranolol y el verapamilo

Migraña y anticoncepción
Los ACO pueden tener diversos efectos sobre la migraña. No es raro que la migraña comience tras iniciarse el tratamiento con ACO, sobre todo en aquellas mujeres con antecedentes familiares de migraña, aunque también puede ocurrir tras su uso prolongado. En otras mujeres puede aumentar la intensidad y la frecuencia de los ataques o modificar otras características. Así, por ejemplo, pueden sufrir migrañas con aura mujeres que durante años presentaron migrañas sin aura o empeorar un aura preexistente. También puede ocurrir que la intensidad de los ataques disminuya con el empleo de ACO, especialmente en las mujeres cuyas cefaleas están relacionadas con la menstruación.

La preocupación por la administración de anticonceptivos combinados a mujeres con migraña se fundamenta en el mayor riesgo de accidente cerebrovascular isquémico en esta población en comparación con la incidencia de esta patología en mujeres no migrañosas del mismo grupo de edad. La IHS Task Force ha elaborado unas directrices sobre el uso de ACO y el tratamiento hormonal sustitutivo en pacientes con migraña basándose en las evidencias disponibles

Migraña y menopausia
El efecto de la menopausia en el curso de la migraña es variable, puede empeorar en los meses de la perimenopausia, pero después mejora o incluso desaparece hasta en dos terceras partes de las mujeres con historia previa de migraña. El resto no experimentan cambios o incluso empeoran de sus crisis durante este período. Durante la perimenopausia es muy frecuente que se produzca un empeoramiento de la migraña, fundamentalmente en las pacientes que presentan migraña asociada a la menstruación, debido a las fluctuaciones hormonales que se producen en este período. Si la exacerbación de la migraña no se acompaña de síntomas menopáusicos o no se puede establecer una relación entre el empeoramiento de la migraña y la caída de las concentraciones de estrógenos, puede administrarse un tratamiento profiláctico convencional. Los progestágenos también pueden desencadenar migraña y otras cefaleas, principalmente cuando se administran de forma cíclica. En estos casos, al igual que ocurre con los estrógenos, pueden minimizarse los efectos secundarios reduciendo la dosis del preparado

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